Guadalupe Yancuictlalpan. Junio 1991
Sábado por la mañana. He despertado y a mi madre le toca hacer la comida para toda la familia. La casa está ubicada a un costado de la calle principal casi a la entrada del pueblo, de hecho, podría decir que el pueblo tiene tres calles paralelas que atraviesan de oeste a este, la del centro es la calle principal y sobre ella se encuentra la casa. Para poder acceder a ella únicamente hay que entrar en el callejón Galeana, bajar tres anchos escalones y listo. Hoy iré con mi mamá a comprar la comida al centro del pueblo, a un lado de la iglesia donde hay una tienda, (una de las más grandes y por lo tanto más surtida). Aunque el camino me parece muy largo, me agrada ir porque en todos lados hay música, la mayoría de las melodías son cumbias colombianas y en muchos patios de las casas hay hombres sentados en grupos de 3 o 4 tejiendo en sus bastidores y platicando. Esta imagen, junto a la imagen sonora de las cumbias sonando en mi cabeza en este momento, se complementa con el peculiar aroma a aceite dulce, porque así hele la lana con la que tejen.

Este fragmento solo es una idea para comenzar a hablar sobre las múltiples formas de interpretar la realidad. Desde que entre a la escuela secundaria, los proyectos de investigación han estado presentes con diferentes nombres, metodología de la investigación, epistemología de la ciencia, o talleres de investigación, la mayoría de ellos enseñados como una doctrina que se debía seguir al pie de la letra y con una característica principal: mantenerse siempre objetivo frente al fenómeno de investigación.

Fue curioso cómo es que muchas veces pensé que no sería buena investigadora porque me costaba trabajo desprenderme por completo. A veces, aún tengo esos momentos en los que dudo y me angustio por eso, pero no pretendo hablar de mis sentimientos y cómo afronto la angustia. Regresaré un poco en el tiempo, cuando aprendí a hacer investigación en el área de psicología. Se hablaba de investigación cualitativa, cuantitativa y mixta, esta última me parecía una forma cómoda de trabajar pues había datos duros sobre los que se permitía la interpretación de sus cualidades. Fue ahí donde más o menos comprendí que no debía sentir culpa por que mi subjetividad estuviera presente en la investigación, pues cómo se menciona en el texto de Lynn Segal “…no hay modo alguno de probar la existencia de la realidad o de confirmar nuestro conocimiento.” En tanto que hablar de realidad implica que la comprensión de lo que vemos está más relacionada con nosotros mismos que con la cosa en sí.

Entonces la historia de la que hablé al principio cobra sentido ya que siempre me pregunté por qué en ese lugar los hombres se sientan a tejer, qué los mantiene sentados prácticamente una jornada de trabajo. Algunos de ellos han tejido desde que tienen memoria. Fue una de las primeras actividades que aprendieron mecánicamente, como sucede con mucha de la artesanía, pero al mismo tiempo, el aprender esa actividad hace que se sientan parte de una comunidad, se definen como sujetos dentro de un grupo, el tejido es parte de su vida, más allá de ser la actividad económica del lugar.

Algunos de estos hombres, aprendieron la actividad de sus padres y han enseñado la misma a sus hijos. Conservan bastidores que han pasado de una generación a otra, pero inevitablemente los guardan como reliquias y compran sus nuevos instrumentos para trabajar. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre los patrones que tejen responden que salen de su imaginación, otros los han aprendido de sus mentores y van desde formas reconocibles como algunos animales hasta formas geométricas simples. Me interesa pensar en esos que según ellos “salen de su imaginación”, uno en particular que es al que solo llaman “greca”, la cual personalmente considero una imagen bella a la visa.

¿Qué buscan representar quien teje al formar estos patrones tan sencillos? Este patrón en particular aparece como una repetición de la misma forma, haciendo uso de tres diferentes colores de hilo que se enredan entre sí y que en cada forma pareciera que se sostienen para dar estructura y continuidad. En cierto sentido, este patrón es una exageración, no corresponde a la representación de una cosa en particular como sucede con el patrón de mariposa, cocol o el de trenza, por lo tanto, a ninguna cosa real, no es una ilustración científica. Se dice que cuando más fiel es un patrón a la esencia del objeto, más y mejor captura su vida, pero este patrón de greca no está cerca de ningún objeto en particular, y esto me hace pensar que es una representación de la vida misma de quien teje.

Dado que un patrón constituye la representación de la naturaleza fundamental de un objeto, es también lo que queda de la forma de ese objeto después de haber eliminado todo lo innecesario. Es una simplificación. El patrón emerge cuando todo lo excesivo ha sido extirpado y solo lo esencial permanece. En este sentido, los patrones no son una forma de decoración sino una expresión de no-adorno, un vacío que lo incluye todo. Este patrón es movimiento dentro de la quietud en el que los opuestos se unen.

Mientras que un patrón cristaliza una realidad misma, también se vuelve una exageración en la medida en que acentúa la realidad. el impulso proporcionado por la exageración es lo que otorga al patrón su fuerza y lo aproxima a lo terrorífico, al ser una representación de algo de la naturaleza que de hecho no existe. El pensador japonés Soetsu Yanagi dice que lo verdaderamente grotesco nunca se aleja mucho de los patrones.

Este tipo de trabajo que realizan los artesanos de Guadalupe Yancuictlalpan viene a recordarnos que mucho del mundo real es matemático por la precisión con la que se trabaja el tejido, sobre todo cuando se trata de hacer un patrón, lo que me recuerda la forma de hacer investigación cualitativa con números, cifras, casillas que deben llenarse con un número y que si éste es incorrecto, el patrón completo se echa a perder; pero al mismo tiempo, permite que una vez hecho el dibujo del patrón este se interprete de manera personal. Investigación mixta.

Quiero cerrar comentado que la objetividad en tanto se mueve dentro del plano de la realidad mantendrá sentada sobre su hombro a la subjetividad, susurrándole al oído que la duda y la certeza siempre están lanzándose la pelota una a otra, dándose descansos de vez en cuando que es cuando piensas que has terminado una investigación.
Tropezar con el patrón en la artesanía. Un intento por abstraer un instante de realidad.
Línea-texto
Patrones textiles
Texto: M. López S.