La compulsión pareciera estar completamente desvinculada tanto a la meditación y a la oración, es más, podría verse como contraria a las anteriores, puesto que mientras estas últimas se plantean desde una visión de introspección, de total atención y calma la compulsión tiene un carácter activo, de búsqueda y ansiedad.
Como definición, existe un concepto en psicoanálisis que sirve perfectamente a esta búsqueda: compulsión a la repetición. Desde el punto de vista de Freud, “…se considera como un factor autónomo, irreductible en último análisis, a una dinámica conflictual en la que solo intervendría la interacción del principio del placer y el principio de realidad.”
Es importante en este momento guiarme por la línea psicoanalítica ya que no puedo dejar pasar el hecho de que el psicoanálisis desde un principio se ha visto confrontado a fenómenos de repetición, en especial porque esta teoría presta atención primordial al síntoma que muchas veces se exterioriza como un manifiesto repetitivo, es decir, “…lo que define el síntoma en psicoanálisis es precisamente el hecho de que reproduce, en forma más o menos disfrazada, ciertos elementos de un conflicto pasado.” (Laplanche y Pontalis 2013, p.69)
Lo anterior, me lleva a pensar en el trabajo de Martin Ramírez (Imagen 3), quien, desde un hospital psiquiátrico realizo cientos de dibujos. “Su estilo es único y cautiva con trazos obsesivos y honestos que transportan a universos que parecieran coquetear con laberintos transdimensionales”, menciona De la Torre (2016) en un artículo publicado.
En mis clases de Seminario de Psicoanálisis I y Psicopatología del adulto, recuerdo claramente que el profesor Salmeron siempre fue muy insistente al decir que los sujetos “sanos” son neuróticos funcionales, es decir, en mayor o menor grado, el nivel de neurosis con el que nos formamos como adultos de alguna manera nos resguarda del peligro, nos hace permanecer a salvo. Ahora pienso que por muy mínimo que sea el grado de neurosis que tenemos, hemos experimentado actos compulsivos que retribuyen una ganancia de satisfacción muy compleja, pues ¿Cuál sería la satisfacción obtenida por revisar una alarma cada 2 minutos impulsados por la duda de si fue encendida correctamente o no? O ¿Qué ganancia se obtiene de regresar una y otra vez al salir de casa ante la duda de no haber cerrado correctamente? Esa ganancia, es algo íntimamente personal y en mi caso, no podría definirla en este momento, pero puedo hablar de la angustia que se siente ante dichos pensamientos irracionales y sé de primera mano que un pensamiento compulsivo atrae totalmente la atención de quien lo experimenta y pese a todo el sufrimiento que pueda generar, la liberación de él es capaz de lanzarte hasta el mismo extremo donde la meditación y la oración llegan: un estado de equilibrio total.
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Referencias
Texto: M. López S.